Quiénes Somos

NOVADUX significa Nuevo Liderazgo. Este liderazgo es la fuerza principal que nos permite lograr la Transformación en las organizaciones a partir de identificar y desarrollar positivamente el potencial psicológico (creencias, valores, actitudes y conductas).

 

Nuestra consultoría es especialista en proyectos de desarrollo del potencial humano, cultura corporativa y transformación organizacional. Nos enfocamos en la comprensión contextual de los valores, sistemas y procesos vitales -tanto del individuo como de la organización (persona natural y persona jurídica)-, brindando un soporte confiable y activo a nuestros clientes en la investigación, diseño e implementación de proyectos integrales para el cambio de cultura: desarrollo del potencial psicológico, comportamiento organizacional, sistemas vivos, identidad corporativa, planeación estratégica, desarrollo organizacional, administración por objetivos y resultados, asesoría y capacitación. El modelo y la metodología de intervención que hemos diseñado y validado para lograr la transformación nos permite identificar eficazmente los significados y el impacto que la filosofía, las políticas, los objetivos, el entorno, las decisiones y acciones de la organización tienen en las creencias, los valores, las actitudes y las conductas de las personas que la conforman. Trabajamos para alinear la estrategia empresarial con la cultura corporativa; contribuyendo en el desarrollo psíquico, cultural y económico del individuo, la familia, la sociedad y la empresa. Generamos un efecto positivo multiplicador en toda la organización: una verdadera transformación cultural basada en el potencial psicológico.

 

“La persona jurídica ha pasado de prácticamente el anonimato al centro de interés de las sociedades. De ella depende la subsistencia directa de cientos de millones de personas e indirectamente, a través de sus oficios, determina la manera como todos nosotros vivimos, independientemente de nuestra cultura, raza, religión, edad e intereses. Ha pasado a ser la persona que más afecta las creencias de los niños y sociedades, actuando así sobre lo que será el desempeño futuro de los adultos, contribuyendo a dar forma al mundo que les tocará vivir.” (Jarrín, 2008: 28).

 

“La cultura es el conocimiento adquirido que la gente usa para interpretar la experiencia y generar un comportamiento social. La cultura es compartida por los miembros de un grupo, organización y sociedad. A través de la cultura formamos valores y actitudes que moldean nuestra conducta individual y grupal. La cultura es aprendida a través de la educación y la experiencia. La cultura es algo que pasa de una generación a otra, para perdurar. Aunque la cultura está en un continuo cambio, y la gente se adapta a los nuevos ambientes.” (Rugman y Hodgets, 1995: 124).

 

“El valor cultural se puede definir como una creencia o sentimiento ampliamente mantenida de que algunas actividades, relaciones, sentimientos o metas, son importantes para la identidad o bienestar de la comunidad.” (Broom y Selznick, 1979: 93). 

Árbol familiar que simboliza visión, futuro, misión, valores, sinergia, unión, crecimiento, transformación, desarrollo y fortaleza.
Árbol familiar que simboliza visión, futuro, misión, valores, sinergia, unión, crecimiento, transformación, desarrollo y fortaleza.

Nuestro Paradigma

Una manera distinta de Ser significa Transformación. La transformación no solo es cambiar la forma de hacer sino de Ser. Esto significa que la transformación se logra por medio de un cambio profundo en la psique (creencias, valores, actitudes, conductas) y de la consciencia (imágenes, sensaciones, experiencias, conocimiento de si mismo). Nuestra prioridad son los sistemas vivos (personas naturales y personas jurídicas) porque estos representan el alma para lograr una verdadera transformación.

 

El conocimiento y la experiencia nos han permitido crear y fundamentar un Paradigma de Intervención Holístico Interestructurante (Sistémico, Cultural, Constructivista y del Bien Común), para desarrollar investigación y proyectos de transformación interdisciplinarios, multidisciplinarios y transdisciplinarios. Diseñamos e implementamos proyectos de consultoría y capacitación para gestionar el cambio planificado en las organizaciones de diversos sectores y giros, con una perspectiva de intervención sistémica cuantitativa y fenomenológica cualitativa; misma que nos permite sustentar el cambio cultural e incidir en el crecimiento, desarrollo y transformación de las empresas que sí logran sus objetivos: formando, educando, desarrollando, potencializando y haciendo crecer a su gente.

 

El holismo es la idea de que todas las propiedades de un sistema dado (mental, social, cultural, psicosocial, normativo, educativo, productivo, económico, político, organizacional), no pueden ser completamente determinadas o explicadas por las partes que los componen por sí solas, o ser consideradas aisladamente y por separado.

El concepto central a desarrollar es: el sistema como un todo integrado y global que en definitiva determina exactamente cómo se comportan las partes.

 

“El enfoque de sistemas desborda de manera absoluta el ámbito de la administración para enfocar y tratar de comprender todo un conjunto de disciplinas científicas y técnicas. Se trata de un ensayo para tratar de unificar todo conocimiento científico y técnico  sobre la base de un enfoque que abarque la totalidad de las ciencias [….] así, por ejemplo, puede reforzar la escuela del proceso administrativo como el núcleo de lo propiamente administrativo, de lo esencialmente propio de la administración, pero a su vez combinarlo y coordinarlo con lo propio de la escuela del sistema social, con lo propio de la escuela matemática o cuantitativa, en cuanto que mide los aspectos diversos con medios que actualmente son mucho más valiosos, y así de manera sucesiva.” (Reyes, 2005: 142-147).

 

La holística alude a la tendencia que permite entender los eventos desde el punto de vista de las múltiples interacciones que los caracterizan. Se refiere a la manera de ver las cosas en su totalidad, en su conjunto, en su complejidad; pues de esta forma se pueden apreciar interacciones, particularidades y procesos que por lo regular no se perciben si se estudian por separado los aspectos que conforman el todo (sistema).

 

“Hay que poner en duda la creencia de que el mundo está constituido por fuerzas independientes inconexas. Dejarse llevar por una lógica analítica conduce a fragmentar las partes y a especializarse en un solo terreno del conocimiento. Sin embargo, el futuro pertenece a los que serán capaces de pasar del análisis a la visión sintética, del razonamiento conceptual a la inteligencia polisémica y adopten el pensamiento sistémico; es decir, una lógica de la totalidad que considera todos los fenómenos como resultantes de redes de estructuras independientes en interacción. Todo ello implica una orientación pluridisciplinar y supone una revolución del pensamiento que conducirá al hombre a verse como parte integrante de un todo más que como un elemento autónomo.” (Salmon, 1998: 220).

 

“El mundo en que hoy vivimos se caracteriza por su interconexión a un nivel global en el que los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales son todos recíprocamente interdependientes. Para describir este mundo de manera adecuada necesitamos una perspectiva más amplia, holista y ecológica, que no nos pueden ofrecer las concepciones reduccionistas del mundo ni las diferentes disciplinas aisladamente; necesitamos una nueva visión de la realidad, un nuevo paradigma, es decir; una transformación fundamental de nuestro modo de pensar, de nuestro modo de percibir y de nuestro modo de valorar. Un nuevo paradigma instituye las relaciones primordiales que constituyen los supuestos básicos, determinan los conceptos fundamentales y rigen los discursos y las teorías. El término paradigma, aquí, no se limita a cada una de las distintas disciplinas científicas, sino que incluye la totalidad de la ciencia y su racionalidad. No están en crisis los paradigmas de las ciencias, sino el paradigma de la ciencia en cuanto modo de conocer”. (Martínez, 2004: 38).

 

El paradigma cultural simbólico interpretativo, centra su atención en el mundo de los significados. La realidad está constituida no sólo por hechos observables y externos -de los individuos y de la organización-, sino también por significados, símbolos  e interpretaciones elaboradas por el sujeto a través de la interacción con los demás dentro de su contexto social-laboral. Se sitúa en los aspectos y sectores cargados de significación, de creencias y valores que integran una organización; con la misión y objetivo de crear lazos y vínculos entre todos los miembros de los grupos implicados, para mantener el tipo de cultura: ideología, sistema de creencias, normas, valores, actitudes, hábitos, costumbres, lenguaje, estética, arte, comunicación, religión, tecnología, producción, indumentaria, vestimenta, alimentación, tiempo, familia, economía, sistemas de administración, trabajo, educación, socialización y ciclo vital de desarrollo.

 

El concepto central a desarrollar es: observar, escuchar, comprender e interpretar (perspectiva cualitativa). El individuo es un sujeto interactivo, comunicativo, que comparte significados.

 

“Bajo una perspectiva holista, podemos conceptualizar el perfil psicosocial, en un contexto psicológico, sociológico y antropológico, como la integración e interacción de los procesos biológico, psíquico y social, que conforman el perfil de conocimientos, actitudes y habilidades de un individuo al identificarse e integrarse con los patrones culturales, normativos y conductuales del grupo social al que pertenece”. (Zúñiga, 2011: 27).

 

“…cualquier historia de caso, cualquier historia de vida, o explicación si se realiza exhaustivamente, nos llevará a tomar en cuenta la interacción de esta postulada energía con otras aportadas (¡o retenidas!) por los demás procesos”. (Erikson, 2000: 33).

 

El constructivismo se define como un proceso de aprendizaje activo, donde el conocimiento crea significados a partir de las experiencias propias vividas en ambientes reales y significativos, y donde, a partir del autoanálisis y la reflexión, el individuo va construyendo mentalmente su entendimiento de la realidad (consciencia). Las personas construyen un sólido sistema de creencias, valores y significados a partir de su interacción con el mundo.  

 

“Bajo la perspectiva constructivista, el principal objetivo de la organización reside en contribuir a formar individuos conscientes capaces de desarrollar su potencial psicológico y acción transformadora, sus creencias, sentimientos y valores; así como hacerse un lugar en el mundo, enfrentar la mirada de los demás y desarrollar su autonomía personal: moral, intelectual y social, para vivir plenamente, ser generativos, disfrutar, crear y trascender.” (Zúñiga, 2016: 77). 

 

“Hacerse su lugar” en el mundo del trabajo requiere a veces tomar el poder allá donde eso parece justo, en función de las propias ideas y competencias. Capacidad para sentirse con derecho, lejos de los títulos o los diplomas en el bolsillo. Asumir el riesgo de hablar para decir “no”, para decir quiero, cuesta menos que decir sí. (Bruneau, 1991: 43-51) 

 

El concepto central a desarrollar es: se requiere un siguiente paso significativo.

 

“El constructivismo no es un método de enseñanza ni tampoco una técnica pedagógica, sino un paradigma abierto para ayudar al sujeto a construir experiencias que puedan ayudarle a resolver problemas”. (Antunez, 2002: 90).

 

“La transformación organizacional comienza con un cambio en los valores y en las conductas de los líderes. Las organizaciones no se transforman. La gente sí. La transformación organizacional emerge esencialmente de la transformación personal. Ocurrirá sólo si hay voluntad de parte del líder y de toda la conducción de una organización de vivir de acuerdo a valores que estén más centrados en el bien común que en el propio interés. Para que las transformaciones sean exitosas, los valores y las conductas adoptadas deben extenderse a toda la organización. Sólo cuando el líder cumpla con lo que pregona y las conductas y los valores adoptados estén completamente integrados al sistema de gestión de los recursos humanos, se logrará que el cambio en la cultura impregne los niveles operativos de la organización [….] Cuando el bien común pasa a ser importante para una persona o una organización entramos en la esfera de los valores espirituales. Valores tales como la confianza, la honestidad, la integración, la compasión y la generosidad se vuelven muy importantes. Las organizaciones que funcionan de acuerdo a estos valores no pueden ser descriptas como máquinas sino como organismos vivientes con necesidades físicas, emocionales, mentales y espirituales. Las organizaciones que se reconocen como organismos vivientes saben que para lograr un estado de salud óptimo deben equilibrar todas estas necesidades.” (Barret, 1998: 2-11).

 

“El proceso de desarrollo personal es la evolución en los niveles de conciencia, desprendiéndonos de las creencias basadas en temores que grabamos de las emociones vividas en la infancia, y preguntándonos cuál es el regalo que traemos al mundo. Su descubrimiento pasa por identificar lo que realmente amamos hacer, esa actividad en la cual sentimos que abrazamos una causa trascendente que nos inspira y hace vibrar al punto de que la pasión es evidente y se vive de manera plena y auténtica. En esta circunstancia, hemos tomado el control de nuestra vida y actuamos guiados por los más altos principios, esos que están alineados con nuestro ser y que descansan en su dimensión más profunda: el alma.” (Jarrín, 2008: 123).